Os dejamos a continuación el artículo publicado por José Manuel Rodríguez Victoriano y Antonio Santos Ortega “La mercantilización a hombros de gigantes: la universidad pública española, de casa de citas a cueva de plagiarios”, publicado el 26/09/2018 en infoLibre
El texto se inicia con un diagnóstico alarmante: la universidad en el marco de la mercantilización neoliberal no sólo ha abandonado su tarea de contribuir al desarrollo social a través del conocimiento y la investigación sino que, más grave aún, ha propiciado – por acción u omisión – prácticas de corrupción en su seno al permitir generar beneficios privados en el seno de lo que los autores denominan como “cueva de plagiarios”.
Posteriormente, el artículo hace una pequeña revisión histórica para interrogarnos acerca del papel que jugó la modernización española de la universidad de la “transición/transacción” de las últimas décadas del siglo pasado, diseñada más como una empresa económica que social, apoyada además en estilos y modos de trabajo de tipo más bien autoritario y escasamente democrático, impidiendo el desarrollo de una universidad concebida como un ´bien común’ ciudadano, “con unos usos sociales en la docencia e investigación dirigidos a impulsar la igualdad de oportunidades y la democratización de los usos sociales del conocimiento”.
Los profesores Rodríguez y Santos diseccionan las nuevas prácticas docentes e investigadoras desarrolladas en el marco del neoliberalismo universitario, toda una retórica amparada en discursos como los de excelencia y calidad que acaban por convertir al profesorado y al colectivo investigador en “empresarios de sí mismos”, reforzando aún más si cabe su situación de precariedad laboral y aumento de la presión personal ante las tareas a realizar en un campo sumido en criterios de trabajo productivistas y bibliométrico que, entre otras cosas, acaba por desconsiderar la docencia.
En la última parte de su reflexión, ambos autores dirigen su crítica hacia el propio sistema de gobernanza universitaria que, reproduciendo dicho discurso y prácticas de inflación productivista, credencialismo y promoción a través de sistemas de evaluación y control de la carrera profesional, han acabado por devaluar la propia institución educativa, siendo los casos de corrupción a los que asistimos un elemento más de la estructura y modos de funcionamiento del capitalismo académico.
La pregunta es si aún somos capaces de resistir y ofrecer alternativas a esa universidad zombie, tóxica y mercantilizada que frente a dichas prácticas instaladas en el día a día de nuestras instituciones logre desarrollar una propuesta ligada al bien común, lo democrático, autónoma, etc.
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